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Al hablar de motivación debemos entenderla como la fuerza que activa y dirige la conducta, bien hacia un estímulo o, en nuestro caso, hacia un objetivo. Desde la psicología, se suele distinguir dos tipos de motivación:
- La motivación intrínseca, entendida como la motivación que sale de uno mismo, y
- La motivación extrínseca que viene dada por un estímulo o un refuerzo del ambiente.
Por lo tanto, la acción de una o de otra o las dos conjuntamente en muchos casos, como veremos, provocan la conducta motivada.
EL SALARIO
En el ámbito laboral, como primer incentivo que marca la conducta motivada, es la contraprestación, esto es un hecho innegable, pero como todos sabemos, no es la “panacea”. Como justificación de esta afirmación, hay que pensar en la pirámide de Maslow: el ser humano tiene diferentes grupos de necesidades, el nivel más bajo son las necesidades fisiológicas (comer, beber, dormir…), por lo tanto, con el salario, cubrimos estás necesidades, aunque como veremos más adelante, el salario va a aparecer como otro motivo más.
Como todos sabrán, la contraprestación podemos dividir la en dos, una parte fija y otra variable.
- La importancia que tiene el salario fijo se debe a que, con esta remuneración, los trabajadores adquieren la seguridad de que van a tener suficiente dinero para sobrevivir, van a poder pagar su hipoteca o alquiler, las facturas, van a poder comer, van a tener dinero para gastar en su ocio en general, etcétera. Por ello, que el trabajador reciba su salario puntualmente todos los meses es un motivo necesario para la motivación de los trabajadores, no para motivarlos per se, sino como punto de partida para la motivación o, dicho de otro modo, evitar la desmotivación.
No hay nada que mine más la motivación de un trabajador que no recibir la paga mensual a tiempo.
- Por otro lado, tenemos la retribución variable, retribución que se da a los trabajadores por alcanzar unos objetivos con éxito. Este tipo de retribución va a marcar el grado de motivación que tengan los trabajadores y, para ello, nos basamos en la teoría de la equidad de Adams, en la que nos explica que las personas en general y los trabajadores en particular, tienden a establecer comparaciones entre sus aportaciones o contribuciones y los resultados o compensaciones recibidas. No solo esto, además, posteriormente, tienden a comparar sus aportaciones y sus resultados con las aportaciones y resultados de otros compañeros.
Tenemos que darnos cuenta de un hecho innegable, con el salario fijo, todos los trabajadores cobran la misma cantidad (dejando de lado horas extra, antigüedad etc.) aunque unos sean más productivos que otros. Es por esto que la retribución variable va a ser fundamental, ya que
conseguimos obtener el principio de justicia organizacional, vital en cualquier cultura organizacional. Dicha retribución variable, para que sea percibida como justa, debe cumplir 2 principios: objetividad e individualidad. Contra más se cumplan estos principios, mayor va a ser su capacidad de motivar a los trabajadores. Objetividad, puesto que es necesario que los trabajadores conozcan perfectamente los motivos por los que van a recibirla; individualidad, porque de esta manera evitaremos que unos trabajadores se aprovechen del trabajo de otros (holgazanería social).
EL TRABAJO COMO MOTIVACIÓN
El segundo incentivo que nos encontramos en el trabajo es el trabajo en sí mismo. Pero esto no es tan sencillo (que ojalá fuese), esto se debe a que hay que tener en cuenta las características del puesto con las características de la persona que lo ocupa, características físicas y características psicológicas, sobre todo las que se tendrán en cuenta en el aspecto de la personalidad.
Esta adecuación persona puesto, es el punto de partida de la motivación laboral, en lo que se refiere al trabajo en sí mismo, a partir de aquí podemos ver un conjunto de variables que van a ser decisivas para aumentar la motivación de los trabajadores. Bajo dichas variables, se han escrito cientos de artículos y libros, por lo que no entraremos a detallarlas. Lo que sí vamos a entrar es en discernir algo igualmente importante, y esto es la experiencia de flujo, Flow en inglés, planteado por el psicólogo Csikszentmihalyi.
El fluir lo define como “el momento en el que funcionamos a pleno rendimiento y estamos concentrados en la actividad que realizamos, lo que nos llevará a alterar la percepción del tiempo, a olvidarnos del yo y a experimentar una felicidad mucho más profunda que la simple obtención del placer”. Para experimentar esta experiencia de flujo, es necesario tener en cuenta dos variables: el desafío de la tarea y la sensación de la propia competencia en la realización de la propia tarea.
- Si el desafío de la tarea es alto y la de la competencia en la tarea es baja, se sentirá ansiedad.
- Si el desafío de la tarea es bajo y la competencia es alta, se sentirá aburrimiento.
- Si uno mismo percibe congruencia entre los retos presentados y las propias competencias se producirá una situación de flujo. En este periodo, se realiza la acción sin esfuerzo, permitiendo un estado de concentración en el que se da una implicación absoluta por parte del sujeto y en la que la persona esta tan intrínsecamente motivada en la tarea, que se deja absorber por ella.
Por último, debemos entender y tener claro que el ser humano es un ser social, por lo tanto, es fácil de entender el peso que tiene para los trabajadores el entorno social en el que se mueven laboralmente hablando. Es decir, el tipo de relaciones y la cantidad de relaciones que mantenga cada trabajador con sus compañeros va a ser determinante. Determinante en cuanto al sentimiento de pertenencia con la empresa, como en cuanto a la satisfacción con el trabajo, entendiendo que, un trabajador con alta satisfacción con el trabajo va a ser un trabajador con mayor posibilidad de ser motivado. Es decir, estas variables sociales pueden actuar y actúan como un modulador de la motivación, ya que no aumenta la motivación por realizar el trabajo, pero sí que es cierto que ayuda a que el trabajador este más “a gusto en el trabajo” lo cual modulará la motivación propiamente dicha.