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Con la llegada del nuevo año, los nuevos propósitos para estos 365 días restantes no se hacen esperar. Y aunque marcarnos objetivos puede parecer algo sencillo, no lo es.
¿Cuántas veces hemos intentado empezar una dieta el uno de enero?, ¿iniciarnos en el gimnasio?, el tan mítico “este año dejo de fumar”… Son ejemplos típicos de frases al uso en estas fechas. Pero es algo que podemos aplicar a cualquier ámbito de nuestra vida personal y también de la laboral.
Como hemos dicho anteriormente, elaborar objetivos ha de ser un proceso que no debe tomarse a la ligera ya que son los responsables de guiar la totalidad de nuestro proyecto y de tener asociados unos resultados positivos.
Por suerte, existen estrategias que nos pueden ayudar a formularlos con mayor precisión, es el caso de la estructura SMART. Ésta propone 5 características que todo objetivo debe tener: ser específico, medible, alcanzable, realista y medible en el tiempo. Si nos regimos por estos factores, nuestro objetivo será útil para guiar todas las fases de nuestro proyecto.
S—> Specific (específico)
¿Qué quiero conseguir?
La claridad es esencial en este punto. Debemos tener metas claras y evitar las abstractas y amplias. Por ejemplo: Quiero ir al gimnasio tres días por semana.
M—> Measurable.
¿Cómo sabré si lo he conseguido?
Al definir nuestro objetivo debemos establecer cuál será nuestro indicador clave. En este caso lo tenemos muy fácil, tres días por semana.
A—> Attainable (alcanzable).
¿Sabemos cómo lo vamos a conseguir?
Un objetivo será alcanzable en la medida en que podamos especificar qué mecanismo utilizaremos para lograrlo. En nuestro ejemplo tenemos a la tan deseada fuerza de voluntad, seguro que os suena… Pero también existen otras formas como encontrarte más ágil, sentirte mejor y por qué no, volverte a poner esos pantalones que ya no entraban.
R—> Realistic (realista).
¿Podemos lograr este objetivo?
Para plantearlo de una manera realista debemos tener en cuenta la situación en la que nos encontramos y que podamos realizarlo correctamente. Si sabemos que por ejemplo fallamos en la fuerza de voluntad, no sería muy buena opción empezar intentando hacer ejercicio por nuestra cuenta. Nos vendría mejor empezar en un gimnasio o con un monitor que nos motive. Con esto nos podemos asegurar que la meta que nos estamos proponiendo no nos será imposible de realizar.
T—> Timely (medible en el tiempo).
¿Cuánto tardamos en alcanzarlo?
Si a mayores establecemos un plazo para realizar este objetivo no lo estaremos aplazando eternamente. Por ejemplo, ir 3 días a la semana al gimnasio durante 6 meses.
Y ahora que ya sabemos lo que son, ¿por qué los deberíamos de utilizar? ¿Valen la pena?
Si, y mucho. Principalmente porque:
- Visión amplia de tu negocio
- Mejora la planificación y gestión del tiempo.
- Enfocarse en lo importante: establecer prioridades
- Mayor control: mejor distribución de tus recursos, lo cual genera un ahorro.
- Optimiza la comunicación en relación con ese proyecto.
- Incrementa la rentabilidad
- Establece procesos de mejora contínua
Si tenemos en cuenta esta metodología nuestros objetivos serán más claros y razonables, además nos permitirá planificar mejor nuestro tiempo y mantener el foco de atención en ese objetivo.
Y tú, ¿a qué esperas? ¿Ya sabes lo que le vas a pedir a los Reyes Magos para este año?