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¿Te has planteado alguna vez la posibilidad de aprender o trabajar jugando? Suena llamativo, ¿verdad? Pues, aunque pueda parecer una idea alejada del mundo empresarial, actualmente, las organizaciones están utilizando la gamificación, como método motivacional tanto para la capacitación y desarrollo, como para llevar a cabo su estrategia empresarial.
La gamificación se empezó a utilizar en el año 2010 en el ámbito formativo. Esta herramienta utiliza los elementos del juego (objetivos, reglas, retroalimentación, etcétera) en contextos que no son lúdicos, con el fin de motivar, comprometer potenciar el proceso de aprendizaje o estrategia organizativa, mediante los diferentes elementos que componen esta herramienta y que se especifican a continuación:
- Acumulación de puntos. A medida que se van pasando retos, el usuario va ganando puntuación.
- Reglas: Como cada juego, hay unas reglas que se tienen que cumplir para poder obtener puntos.
- Niveles: A mayor puntuación, los participantes lograrán pasar de nivel.
- Obtención de premios. Según se van consiguiendo los objetivos se obtienen diferentes recompensas.
- Clasificaciones: Es una manera de fomentar el sentimiento competitivo, realizando rankings entre los usuarios y sus puntuaciones.
- Desafíos. Para poder ganar puntos, pasar niveles, obtener premios y una buena clasificación. Aumentan la motivación de cada usuario para poder hacerlo lo mejor que el resto en el menor tiempo posible
Con esta herramienta, se despierta el espíritu lúdico y competitivo de los participantes, potenciando la participación y la implicación, generando beneficios tanto para el profesional como para la empresa. ¿Qué beneficios son estos?
Al usar la gamificación para llevar a cabo una estrategia organizacional, se incrementa la participación del profesional, su compromiso e interacción y se genera una cohesión y coordinación con el resto de sus compañeros. Además, de esta manera, se estimula la creación de ideas innovadoras y creativas.
Cuando se utiliza la gamificación con fines formativos, se genera un aprendizaje de calidad, ya que los usuarios retienen sus conocimientos y desarrollan habilidades y competencias en el juego, que pueden extrapolar a su día a día en el trabajo. Con el espíritu competitivo que se desarrolla, los profesionales se comprometen a llevar a cabo la formación de la mejor forma posible, aumentando su satisfacción cuando reciben el feedback.
Además, esta herramienta, favorece la imagen y la reputación empresarial, ya que se mejora el clima laboral, se aumenta la productividad y se reduce el absentismo laboral, creando una cultura empresarial más dinámica, innovadora y creativa.
Consecuentemente, la gamificación ofrece un retorno sobre la inversión (ROI) satisfactorio, ofreciendo altos beneficios financieros en sus resultados. Por ejemplo, la empresa Correos utilizó la gamificación para que su plantilla localizara fallos y propusieran mejoras en la página web durante 13 días; esta iniciativa recibió más de 50.000 propuestas y se repartieron 700 regalos como recompensa. De esta manera Correos se ahorró un 70% de gastos que le hubiera costado la revisión de su página web.
Pero ¿cómo se puede llevar a cabo la gamificación?
- Para la formación, principalmente se suelen utilizar aplicaciones que se pueden descargar en el móvil o el ordenador. Existen empresas especializadas en diseñar la aplicación de gamificación totalmente personalizada a las necesidades de la empresa.
- Para llevar a cabo las estrategias organizativas, es más común utilizar dinámicas, donde no se utiliza ningún tipo de aplicación, como en el caso de Correos.
En ambos casos se mantienen los principios y dinámicas del juego adaptadas a cada empresa, para mantener al profesional implicado, motivado y en un ambiente agradable a la vez que cumple los objetivos empresariales y desarrolla su creatividad con el resto de compañeros.
Por último, hay que añadir que esta herramienta no entiende de roles, por lo que según estén organizados los objetivos, puedes jugar con alguien de tu equipo, de tu departamento e incluso con tu jefe.
Qué te parece, ¿echamos una partida?