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Hasta hace “poco” la posibilidad de que la mujer trabajara fuera del ámbito doméstico era algo totalmente imposible, pero gracias a años de lucha y a la perseverancia de muchas mujeres ahora es un derecho legítimo.
La incorporación de la mujer al mercado laboral es una realidad desde hace décadas, pero aún hoy en día siguen existiendo grandes diferencias en el ámbito laboral entre hombres y mujeres, así como dificultades con las que las mujeres deben lidiar si quieren alcanzar el éxito profesional. Entre ellas se encuentra el tema que nos ocupa hoy: la conciliación entre la vida laboral y familiar.
La conciliación es un tema relativamente moderno que en España no se introduce dentro de la agenda política hasta 1999 con la Ley 39/1999 de conciliación de la vida laboral y familiar para las personas trabajadoras.
Conciliar se define como: “la participación equilibrada entre mujeres y hombres en la vida familiar y en el mercado de trabajo”. Entonces, ¿por qué al hablar de conciliación se tiende a relacionar esa palabra solamente con la mujer?
En la gran mayoría de las familias españolas no hay corresponsabilidad, y la mujer es la única que concilia, aunque debería ser cosa de dos. Es un hecho que el cuidado de los hijos se sigue viendo como algo que debe hacer sobre todo la mujer, un deber que le corresponde a ella prioritariamente, mientras el hombre ayuda en dichas funciones. Y por desgracia muchos ven en esa ayuda la conciliación.
Es importante luchar contra esta falsa idea de la conciliación y luchar por una igualdad de género real, donde el cuidado de los hijos sea equitativo por parte de hombres y mujeres y exista una verdadera corresponsabilidad.
Por otro lado, en España existen casi 8.000.000 de mujeres trabajadoras ¿Cómo se organizan?
Se identifican principalmente tres estilos:
- MUJERES CON EMPLEOS SIN CUALIFICAR Y TRABAJAN POR NECESIDADES ECONÓMICAS: son aquellas que trabajan sobre todo en tareas domésticas. Su solución para lograr conciliar pasa por acudir a su red familiar, sobre todo abuelos. Sus parejas solo se encargan de los hijos si no les queda más remedio porque ellas están trabajando, si ellas están, ellos no hacen nada. En general estas mujeres intentan adaptar sus horarios laborales para poder atender a sus hijos.
- MUJERES CON EMPLEOS: son aquellas que realizan trabajos que requieren cierto nivel de estudios. Suelen disponer de trabajos que les permiten conciliar bien su vida laboral y familiar. Sus parejas suelen tener horarios similares, lo que favorece la corresponsabilidad, pero son ellas quienes organizan y llevan el peso de las tareas del hogar, mientras ellos les ayudan.
- MUJERES CON EMPLEOS ALTAMENTE CUALIFICADOS: son aquellas que trabajan en empleos ejecutivos que consumen gran parte de su tiempo. Suelen recurrir a contratar ayuda externa para poder centrarse en su vida laboral. Sus parejas suelen tener trabajos similares de alta cualificación, por lo que tampoco se encargan del cuidado de los hijos.
Hemos visto los principales tipos de mujeres que logran conciliar su vida personal y profesional a través de redes familiares o de la contratación de ayuda externa, pero no debemos olvidar que otras muchas mujeres se ven obligadas a abandonar sus puestos de trabajo al no lograr dicha conciliación.
Así pues, actualmente, el termino conciliación no es conciliar como tal, sino que más bien se ve en términos de contradicción. Podemos observar que todavía no se ha encontrado el término que lidie del todo con esta desigualdad y de hacer compatible la relación entre ellos para que tanto hombres como mujeres tengan las mismas responsabilidades en cuanto a la vida personal.
Todavía debemos luchar por una conciliación real, tanto desde la legalidad como desde las creencias de cada uno de nosotros.