(Tiempo de lectura: 4 minutos)
Indudablemente y, hoy en día, en pleno siglo XXI, a pesar de los avances que la sociedad está experimentando en términos de igualdad, aún queda mucho recorrido por hacer.
Actualmente vivimos en una sociedad repleta de estereotipos de género que provienen de múltiples vías, como los medios de comunicación, los colegios, las revistas, los cuentos, la propia familia…, y que implantan en los niños y las niñas una forma de ver el mundo poco igualitaria. Y es que la mayoría de juguetes que venden hoy en día son totalmente comerciales, los adultos no se plantean que hay muchas otras opciones que les pueden ayudar a desarrollar numerosas habilidades y conseguir actitudes mucho más beneficiosas de las que les pueden ofrecer los juguetes totalmente estereotipados.
Es muy importante la influencia de la familia en cuanto a los estereotipos de género que reciben los niños y las niñas. Si los primeros juguetes que reciben en sus primeros años son elegidos en función de su género, la familia les está ayudando a interiorizar y asimilar esas diferencias de género que les van a influenciar en gran medida durante muchos años de su vida.
Por tanto, sabemos que los niños y las niñas perciben esa desigualdad desde muy pequeños y se adaptan a ella con facilidad. ¿Cómo sabemos esto? Bueno, seguro que todos hemos visto que los más pequeños tienen bastante claro qué juguete elegir cuándo entran a una tienda donde las posibilidades de elección son enormes. Por no hablar del packaging de los juguetes, donde se muestra claramente qué juguete está fabricado para una niña y qué juguete está indicado para un niño.
Esto también se refleja en los anuncios y las revistas de juguetes que tanto les gusta ojear a los niños y las niñas sobre todo en épocas características como la navidad. Y esto establece una clara diferencia entre las secciones de juguetes para niños y las secciones dirigidas a las niñas. Hojas con el fondo rosa, con fotos de niñas jugando felizmente con cocinitas, muñecas a las que vestir, dar el biberón, hacer el pelo y maquillar, carritos de bebé, casitas, máquinas de coser, kits de enfermera y veterinaria, etc. Y, en contraposición, secciones con fondo azul o grisáceo, repleto de niños jugando a carreras de coches, manejando helicópteros con un mando a distancia, camiones de bomberos, policías, juegos de química y de científicos, balones de fútbol, etc. En la atractiva estética de sus diseños y colores, es una información en la que se filtran infinitos mensajes estereotipados de con qué juegan los niños y con qué las niñas.
En consecuencia, los niños crecen influenciados por todas esas imágenes sexistas que marcan inevitablemente sus preferencias, no solo en cuanto a sus gustos para elegir por ellos mismos un juguete, sino en algo tan importante como las primeras profesiones ideales o de ensueño que se les pasan por la cabeza antes de entrar en la adolescencia.
Dicha influencia de las imágenes sexistas que los niños y las niñas perciben desde muy pequeños también se puede reflejar de una forma muy evidente en las pautas de juego que establecen cuando ya son capaces de imaginar de forma simbólica. Me refiero al típico juego de “Papás y Mamás” que muchos habremos jugado alguna vez con nuestros amigos en el colegio. Por un lado, el personaje de la madre de familia era interpretado por una niña, cuyas funciones principales eran quedarse en casa cuidando de los niños, limpiar y cocinar. Y, por otro lado, un niño realizaba el papel de padre de familia, que salía de casa para trabajar y volvía al final del día.
Como vemos, la influencia de la sociedad en los más pequeños es inevitable y contribuye notablemente en la perpetuación de las diferencias de género. Pero cabe destacar la importancia de que las familias y los colegios traten de menguar esa percepción sexista que tienen los niños y las niñas, que se les enseñe que ni los colores, ni los juguetes tienen género y que son completamente libres para elegir con qué jugar y qué ser en un futuro. Sus posibilidades son infinitas con independencia de su género y cuánto antes se den cuenta mejor.